domingo, 25 de octubre de 2009

Cara A Cara

NAOMI


- Naomi, deberías ir a la cama ya.

- Mamá, aún no tengo sueño, ve tú.

Mi madre me miró con cara de preocupación pero se fue a dormir sin protestar. Estos últimos días no he conseguido dormir nada, la verdad es que no sé muy bien por qué o quizás no quiera reconocerlo. Cuando cierro los ojos viene a mi mente el ayer, esos tiempos de antaño en los que era una niña que nunca pensó que esto pudiese ocurrir.

Lo extraño es que ya tengo asimilado esta guerra, el que podamos morir pero soy incapaz de entender por qué ocurre todo esto. ¿Por qué el hombre hace esto? Ambición. Sí, esa es la respuesta pero sigo sin entenderlo cómo pueden ser tan crueles, tan indiferentes a esta masacre…

- ¿Puedes venir un momento?

- Sí, claro. ¿Qué es lo que pasa?

Milred había aparecido sin hacer ruido y me indicaba que la siguiera pero en silencio. Me llevó por callejones de cuales pienso que son los más estrechos y oscuros que he visto nunca. Iba deprisa como si algo la atrajese hacia aquel lugar, pero intentaba pasar por los sitios menos visibles y haciendo el menor ruido posible. Entrecerré los ojos pero aún estábamos muy lejos. Un campanario sonó doce veces indicando el peso de la noche. Mi amiga aprovechó ese ruido para aligerar el paso y andar más deprisa. Le pregunté qué pasaba una y otra vez pero ella no me contestaba, simplemente me ignoraba. Al final de la última calle se divisaba una silueta pero no conseguí identificarla.

- ¿Quién es? Milred, por favor dímelo.

La agarré y la miré a los ojos, en ellos vi un destello que no supe identificar. No sé si era incertidumbre o temor pero a mí me dio mala espina y decidí volver a preguntarle, a lo que ella respondió con un silencio inquebrantable. Miré aquella silueta y de repente me di cuenta. Mi corazón empezó a latir a una velocidad poco normal, notaba como si se me fuese a salir del pecho.

Era un soldado. Un militar. ¡Un nazi!

- ¿Qué has hecho? Tenemos que salir de aquí, vamos corre.

Pero mis piernas no pudieron porque la voz del soldado me paralizó. El tiempo se paró, las nubes taparon la blanca Luna infundiendo más terror. No me podía creer que Milred me hubiese llevado hasta él sabiendo lo que sucedió. Mis ojos desprendían furia cuando la miraba a ella e impotencia cuando mis ojos se desviaban a aquella figura que avanzaba lentamente pero con decisión. Él se acercaba despacio, como tanteando la citación.

- No lo entiendes, él no quiso…

- ¿Qué es lo que no entiendo? – chillé - ¿Qué es lo que tengo que entender?

Seguí gritando hasta que llegó a mi altura y sus ojos claros atravesaron los míos, clavándose en mi alma como un hierro candente. Miedo. Gruesas gotas empezaron a caer desde el cielo, envidioso de mis ojos. Frío. Notaba su mano en mis labios, impidiendo que gritase. Impotencia.

Quedé atrapada entre Christopher y la pared.

- Por favor, te soltaré si me juras que no harás mucho ruido. ¿Sabes qué podrían hacerme si me ven aquí contigo?

- Pues seguramente ascenderte, eso es lo que ocurrió la última vez que te cruzaste conmigo.

- Lo siento, no quería… Sé que no me creerás y que pensarás que todo es mentira pero por eso vine aquí hoy, para hablar sobre lo que sucedió.

Me quedé mirándolo y supuse que me decía la verdad, que esta vez no me haría daño. Dejé que hablase. Tardó un poco en poner sus ideas en orden pero al rato habló:

- Nunca quise hacerte daño, ni lo pretendo. Aunque no puedas o quieras creerlo, no pude hacer nada más en aquella situación. Si hubiesen sabido que fui ayudarte me hubiesen matado. Sé que fue egoísta por mi parte pero fue lo primero que se me ocurrió en aquel momento, ahora lo pienso y no sé cómo pude ser tan mezquino.

Una de sus manos seguía en mi brazo pero ya no pretendía retenerme, ahora su tacto se me hacía cálido y suave. ¡Qué diferente era! Parecía otra mano en ese momento que la levantó para golpearme, ahora, simplemente, busca el perdón. Se quedó callado, mirándome, esperando una o una respuesta, pero yo no tenía nada que decir. Había escampado y volvía a verse la Luna y sus ojos brillaban de una forma especial. Pero me había defraudado. Le dirigí la más dura de mis miradas.

1 comentario:

 
Ilícito - by Templates para novo blogger