domingo, 30 de agosto de 2009

Fotografía

 CHRISTOPHER

 Aún tenía en mi mente, aquella gloriosa imagen de poder en la que yo era el personaje principal. Si bien ser cabo no es nada glamuroso, era un gran logro y un nuevo motivo para auto-superarme.

Aún sentía como mis ojos eran cegados por la luz incandescente de la cámara. Y el resultado: la peor foto que me han tomado. Pero no importaba, pues solo era una foto y un acto superficial y narcisista de la humanidad el preocuparse por como verse. Yo tenía esa horrorosa imagen en mi ''álbum personal de fotos exclusivas propiedad de Chris''. Este lo tenía desde que soy chico, justo después de que mi madre falleció. Y cuyo título no he cambiado desde entonces.

Estaba vestido en mi nuevo y más elegante uniforme de diario. Conducía mi auto en dirección a la casa de mi padre. Había pasado tiempo desde que lo ví en persona, y sinceramente estaba nervioso. Me sentía como un chiquillo esperando la Navidad, en pleno verano. Si bien no era ningún chiquillo, y no estábamos en verano, me sentía de esa forma. Pensaba en como hablarle, pues mi padre tenía un vocabulario bastante extenso, y cada vez que discutía sobre alguna opinión inteligente, terminaba perdiendo. Así era como ambos nos divertiamos, aunque suene aburrido.

- Padre.- sonreí y me acerqué a abrazarlo.

- Hijo.- mi padre recibió mi abrazo, y sin dudarlo me invito a pasar. La casa seguía igual desde hace cinco años. Mi padre se aferraba a sus cosas desde que murió Madre. Y aunque la casa estuviera igual, el cuerpo de mi padre era distinto. En su cabeza encontré canas que sobresalían en ciertos lugares. Estas combinarían las arrugas que aparecían en su rostro. Pero lo único en su cuerpo que me decía que no me había equivocado de casa, era su sonrisa. Tan blanca y ancha como siempre.

La criada nos sirvió café a ambos, mientras discutíamos sobre Los Estados Unidos.

- Hipócritos.- finalizaba mi padre después de echarse todo un monólogo sobre lo mal que era ese país. De pronto, ambos guardamos silencio. Mi padre acariciaba su mentón, mientras miraba el techo.

- ¿Pasa algo Padre?.- pregunté, tomando de mi café.

- Nada hijo mío, estaba pensando en que tan rápido pasan los años. Pareciera que ayer me decías que querías ser un marica escribiendo sobre...basura de escritores, y hoy te veo frente a mí hecho todo un Cabo.-

¿Marica? sentí eso como un golpe bajo. Por lo menos mencionaba mi puesto de Cabo, ya creía que lo había olvidado. Pero, ó no quería decirlo, ó había olvidado decir ''Felicitaciones hijo.. enhorabuena''.

- Supongo que no te habían gustado mis poemas, si ese es el caso, entonces bien por mi por alejarme de algo que no debía hacer.- era obvio que estaba algo enojado, mi expresión era firme y mis ojos estaban fijos en la taza ya vacía de café.

Mi padre me miró algo reservado, y sacó de su bolsillo un puro, y comenzó a fumarlo.

- Tienes tanto que aprender aún, por suerte tengo mis contactos. Si no fuera por mí, estarías como soldado limpiando las letrinas.-

- Talvez sea así, pero..- intenté probarle, que estaba equivocado. Pero me interrumpió.

- Pero nada. Deberías agradecerme por todos mis sacrificios.-

¿Sacrificios? ¡bah! yo era el único que los hacía. Hacía lo que el quería con tal de satisfacerle, y me quedaba callado.

- ¿No cree usted que soy bastante.. mayor para que me diga que hacer? Además yo no le pedí que hiciera todos esos favores por mí.-

Mi padre rió silenciosamente. El humo de su puro decoraba el contorno de su rostro, en un efecto bastante interesante. Acercó la caja en donde tenía los puros, y me ofreció uno.

- Algo esta pasando por tu mente, ¿qué es?.-

Le miro extrañado, su brazo estaba aún estirado, y me preguntaba sobre mí. Tomé un puro, y lo encendí.

- Es díficil. El otro día me encontré con una vieja amiga.-

Me puse de pie, mirando el paisaje desde la ventana. La casa de mi padre esta rodeada por un inmenso jardín. Mentiría al decir que mi padre pasaba horas arreglando el jardin en el recuerdo de mi madre, pero yo no estoy para mentir en este punto. Mi padre le pagaba a cinco jardineros para que decoraran el jardín, pues decia, que un gran y bien cuidado jardin era símbolo de riqueza.
Además que hacía de su no-tan-modesta-casa, una mansion rodeada de escombros, comparado con lo que era Berlin en ese entonces. Y lo qué más me llamaba la atención, era un pequeño terreno junto al jardín. Un lugar bastante decaído a compracion del verde - y bastante irreal - pasto del jardín de mi padre.

- ¿Se puede saber quien?.- mi padre se acercoó a mi, y juntos contemplamos el horizonte.

Tenía en mis labios, aquél puro cubano que este me había obsequiado. Trataba de verme elegante en el, y tratar de hacerle creer que sabía fumar como toda una celebridad, aunque quisiera tirar el puro a un lado y comenzar a toserle en la cara.

- ¿Sabes que bien te haria, si te apropiaras de aquel terreno? Me imagino algunas ovejas, blancas y negras, en aquel sitio. Ambas estarian sin problemas, pastando. Ambas traerian riquezas con su esfuerzo, y no habria problema alguno. ¿No crees? Digo, decorarías al mundo con tu increíble bondad al cuidar ovejas.-


Miré mi refejo en la ventana, y note el inusual brillo en mis ojos. Pero había algo extraño en aquel reflejo. En el reflejo veia a mi padre reir y apuntarme. Pero de reojo, note que fuera de este, el estaba bastante serio.


- ¿Y si las ovejas blancas rechazan a las negras por impuras?.- mi padre me vio a los ojos, con un leve gesto de no comprender.

- No hay razón para que lo hagan, pues..-

Mire el reflejo una vez más, y ahora mi padre tomaba ron con las criadas que estaban de fondo. Las besaba, y reía, mientras yo permanecia quieto frente a la ventana.

- No hay razón para que te inventes metáforas. Ahora dime, que por lo de las ovejas, viste a algun conocido.. ¿judio, talvez?.-

Me mordí el labio, y me alejé de la ventana. - Asi es. Este.. ehm..¿recuerdas a Naomi.. Weistern?.-

El mundo se congelo. Mi padre aplasó su puro contra el cenicero, y me tomo del brazo, alejandome de la vistan de las criadas.

- Christopher, he hecho mucho por ti, y no dejare verte caer de la noche a la manana. Recuerda esto: entre mil judios, no hay diferencia alguna. Todos son el estiércol de dios sobre Alemania, y debemos deshacernos de ellos, o apestaremos a ellos. Y aunque tengas que matar a miles de ellos, debes verlos como son, no como los que fueron tus amigos.-

Me quede perplejo, mi mirada esta fija en los zapatos italianos de mi padre, cuando este levanto mi rostro.

- ¿ Me entendiste?.-
y solo me quedo decirle que si.

Estos sucesos me atormentaron ya en cama. No podía dormir, y así menos podría intentar soñar.
Me levanté como si fuese un zombie, y caminé por los pasillos oscuros en mi pijama. Bajé las escaleras del sótano, y busqué en todas las cajas, recuerdos.

Años estaban sepultados bajo el polvo y el cartón. Encontré cosas que mis ojos cansados no pudieron reconocer. Pero finalmente, encontre una vieja fotografía.

El tiempo ya había atacado cruelmente a esta fotografia, pues ahora estaba amarilla y roida. Aun así, podia reconocer los rostros. Yo era muy joven, era poco antes de que mi madre enfermara y muriera. Estaba sucio, y junto a mí,una chica delgada de cabello rojo me sonreía de oreja a oreja. Naomi.

Sonreí al recordar los viejos tiempos, cuando se me ocurre voltear la fotografia. Habia un texto, escrito en cursiva. No era una letra cursiva perfecta, pues era de la mano de Naomi chica.

Chirstopher Hoffman. y Naomi E. Weistern
Agosto 18 de 1939, Berlin, Alemania.
  
Querido Chris, te dedico esta fotografía pues somos amigos y siempre sera así.
Aunque te vayas a vivir Muni-cosa, siempre contarás conmigo.

Con mucho mucho amor, Naomi.
Guardé la fotografía en el bolsillo de mis pijamas, y despacio para no despertar a nadie, llegué a mi cama, y en paz, pude cerrar los ojos. Una vez más, trataría de soñar y recordar.

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